"NUNCA DIGAS...


















... de este agua no beberé ni..."

Para entrar en materia, primero hay que leer esta noticia:

A ver, que nadie me acuse de cínico, porque a mí me hubiera gustado que hubiera sido verdad. Sinceramente.

Yo ya me imaginaba en el patio del colegio, charlando con uno de ellos. Le preguntaría por su trabajo, por su rutina, sobre las últimas tecnologías incorporadas, por sus clientes y por sus reclamaciones. Competiríamos a ver qué hijo era más mal comedor o cual fue el primero en andar con dos ruedas. Le contaría mis penas o alegrías laborales e incluso le soltaría un chascarrillo un poco subido de tono. Sin pasarse, que uno no es un procaz irreverente.

Quedaría con él para el próximo sábado, en el que nuestros hijos jugarían ese partido al que quizás le tenían tanto miedo. Comentaríamos la última ocurrencia de la señorita de inglés o lo perezoso que se está volviendo el profesor de educación física según se va acercando su jubilación. Le recogería la cuota del APA o le daría mi parte del escote del próximo cumpleaños en el chiquipark. Finalmente, le pediría el favor de que llevara a mi hijo a la extraescolar que comparte con el suyo, pactando que luego yo recoja a ambos para que él cumpliera con sus obligaciones laborales.

En fin, sería interesante. Pero parece que no va a poder ser. Si seguirán teniendo hijos o no, la vida y el amor lo dirán. Pero no podrán reconocerlos, ni darles sus apellidos, ni darles en herencia su misal o su alzacuellos. Una pena. Con lo bien que lo hubiéramos pasado en la comida de fin de temporada.

UNA LECCIÓN EN DOS MINUTOS

En los cursos de cine que había recibido hasta ahora o en los manuales del tema, éste era un asunto que lo entendía, pero me costaba visualizarlo. Los ejemplos que me ponían no eran definitivos. Siempre me quedaba en un "sí, pero..."

Esta es la definición clásica:

El EJE CINEMATOGRÁFICO es la línea imaginaria que une los ojos de los personajes que están en pantalla. Tenemos el plano general, en el que aparecen los dos personajes, la chica y el chico y, después, tenemos el plano de la chica, que aparece mirando hacia la derecha de la pantalla, porque en esa dirección está el chico que, a su vez, mira a la izquierda de la pantalla, es decir, hacia la chica.

Si mantenemos el eje en este plano, la chica siempre mirará hacia la derecha y el chico hacia la izquierda.

La maniobra conocida como ”saltarse el eje” consiste en invertir los planos de los protagonistas sin previo aviso, o sea, sin mostrarlo con imágenes. Así, si saltáramos el eje, la chica miraría hacia la izquierda y el chico hacia la derecha.

¿Que no lo pillas? Vas a ver como ahora sí



Simplemente genial

1 comentarios:

Jose dijo...

Olé

Has humanizado una circunstancia y la has pasado al plano doméstico. Así se demuestra el absurdo de algunas situaciones. A mí también me gustaría hablar con un "padre" en el patio del colegio.

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