LA PARADOJA








Es curioso: defendemos nuestros datos personales con uñas y dientes. Pedimos protección al Estado legislador para que las empresas privadas no nos incluyan en sus insaciables bases de datos. Los funcionarios tenemos que conocer y firmar interminables protocolos para la defensa de los datos de los ciudadanos. Creamos listas Robinson y cuando alguien se acerca pidiéndonos un minutillo para una encuesta “anónima”, pensamos para nosotros “Si, ya, ya.. anónima”

Protegemos a nuestros menores y exigimos que se difuminen sus rostros en las tomas fotográficas o en los telediarios. Para la inscripción de un niño en cualquier actividad, nos presentan unas fichas en las que un cuarto es para sus datos y otros tres para una relación impresionante de artículos de la Ley de Protección de Datos y de la Ley de Protección al menor. Solicitamos a los padres su permiso para que los niños puedan salir de forma identificable en fotos de algún folleto informativo. En caso de demanda, ese permiso podría llegar a ser papel mojado. Finalmente, decidimos publicar imágenes con niños a un par de kilómetros de distancia, intentando que no se distingan unos de otros.

Supongo que todo esto es el producto, como siempre, de un mal uso de algo que tradicionalmente habíamos basado en la confianza, contínuamente desmentida, en la bondad humana. Pronto pasaremos, de la alegría de buscar ese periódico donde salen nuestros niños en la castañada o en el cuentacuentos, a ese desasosiego por el temor a que alguien utilice su rostro en un perverso fotomontaje.

Si, ya, me diréis. ¿Y dónde está la paradoja del título? Pues en el hecho de que, si los adultos nos la cogemos con papel de fumar, a los menores todo esto se la trae al pairo. Si nos damos una vuelta por las llamadas redes sociales (Tuenti o Facebook, por ejemplo) vemos que la intimidad y la defensa de los datos personales acaba siendo un cuento chino. El pudor por exhibir todo tipo de datos, fotos y acontecimientos es realmente escaso. Agregan a su página a los amigos de los amigos de los primos sin mucho remilgo y con nula prevención. Exponen lo que han hecho el fin de semana y lo que harán en el siguiente. Actualizan, en tiempo real, con sus teléfonos móviles, cualquier cambio de actividad. Y toda la intimidad que, desde sus padres, la Administración o los medios de comunicación se ha intentado proteger, se va a tomar por saco.

Y la Protección de Datos y la Ley del Menor choca con otra paradoja: el derecho a su intimidad personal. Y, hala, a legislar otra vez y a intentar poner puertas al campo. Mientras tanto, un consejillo: no les adelantéis a vuestros hijos cuándo os vais (con ellos) de vacaciones hasta última hora. Los amigos de los amigos de los primos tardarán un poco más en saber cuando tendréis la casa vacía.


UNA VOZ Y UN WOK

Hay una amiga seguidora de este blog cuyo gusto musical y estético es de mi total confianza. Así que cuando aconseja escuchar algo en su Facebook, allá voy con una fe ciega. Y no me falla nunca. Si por algo actualizo mi cuenta es por disfrutar de la novedad que propone.


Aquí tenéis a la que será una de las voces más populares en los próximos meses. Eso, o es que ya estamos invadidos por los ultracuerpos de Vale Music.

En este clip no sólo disfrutamos de la maravillosa voz de Silvia Pérez Cruz, sino que también podemos aprovechar una lección magistral de toque de HANG, que es esa especie de wok. Es un instrumento de reciente creación , entre melódico y rítmico que acompaña a todo el que se precie ahora de alternativo y original. Una voz y un cacharro que darán mucho que hablar.



Y muchas gracias, Mika

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