GENERACIÓN NI-NI



















Y es que no quedaba más remedio que hablar de ella.

De esa generación a la que parece haber descubierto el prime time de la caja tonta. Cualquiera podría pensar que han salido, silvestres, de cualquier barbecho por generación (valga la rebuznancia) espontánea. Pues no, amigos. Causa y efecto; acción y reacción; de aquellos barros estos lodos.

Mi quinta y la de un lustro para atrás tiene la culpa. Gente que está frisando la cincuentena y que ha criado estos seres sin ningún tipo de ambición ni proyecto. Buenos jóvenes para la picadora, ahora que ya no pueden ser considerados ni carne de cañón. Con todo hecho, con los calzoncillos bien planchados en el armario y con 20 euros para llenar el León Coupé tuneado, allá van... a que se los coma el mundo.

Pero eso sí, los adultos de ahora tenemos una suerte de cojones. Estos chicos, de no dar un palo al agua, no se molestan ni en molestarse. No van a mover un pelo para rebelarse contra nosotros. Otra generación más rebelde ya nos hubiera dado de arder, tras pedir su correspondiente puesto en la sociedad.

Pero ahora, nada de nada. Ahí están, colocando la cafetera sobre la sartén. Sin saber dividir ni por dos. Desconociendo la más sencilla regla de tres.

A quien haya diseñado esta generación se le ha ido la mano. Ya no le va a valer ni para pagar las hipotecas. La pesadilla de cualquier Banco.

NOTA: Existe otro factor de suerte. No son tantos los jóvenes NI-NI. Son muchos más los que se salvan de la quema y que han sabido aprovechar las pocas oportunidades que les hemos ofrecido. Los veo cada día. Van a abrir una brecha intergeneracional de órdago y la diferencia de status será inmensa. Pero, como está demostrado, ya no volverá aquella lucha de clases. Una de ellas, la NI-NI ya tiene la batalla perdida.

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