CALAHORRA ERA UNA FIESTA (Y II)




Esta larga presentación histórica es imprescindible para comenzar el debate. Sin ella no se puede entender la situación actual. Desgraciadamente, no servirá para encontrar una solución pero tampoco la conseguiremos olvidando de dónde procedemos.


Este debate no es nuevo. De hecho hace años me invitaba algún Colegio, Asociación o Escuela de Padres para hablar del tema. Recuerdo que estaban alarmados por el comportamiento de los jóvenes que sólo pensaban en emborracharse en un tiempo record, comportamiento que repetían semana tras semana. Yo apelaba a su memoria. Les pedía que volvieran a pensar como jóvenes y que fueran sinceros. Al final llegábamos a dos conclusiones: una, que el joven siempre iba a ser joven, con todo el paquete que conlleva y otra, que siempre iba a haber una alternativa peor, indeseable: que este ocio nocturno lo tuvieran que buscar fuera de Calahorra, con el coche como medio para ello. Este tiempo parece que ha llegado ya hace unos años.


No obstante, y a pesar de ser necesario, creo que ahora el debate parte de un error: se propone que el Ayuntamiento intervenga en el relanzamiento del ocio nocturno e incluso en la resurrección de un cadáver. Desea que una Institución Pública actúe de médico de urgencias ante un enfermo terminal que dará paso a otro bebé que nacerá cuando tenga que hacerlo. Será mañana o dentro de varios años, pero no cuando lo decida un médico que quizás está para resolver otras patologías o para otras urgencias.


Creo que los jóvenes de ahora decidirán a qué dedican su ocio nocturno, como los jóvenes del milenio pasado decidieron que fuera alrededor de La Ronda: sin esperar a ninguna orden o semáforo verde. En su momento se dieron unas circunstancias irrepetibles que fructificaron en un fenómeno irrepetible. En estos instantes, se estará cociendo el futuro del ocio de nuestros jóvenes. Quizás ya esté casi delante de nuestras narices y no sepamos verlo.


Me cuenta un joven que cada sábado queda con los amigos en una bajera, ven el fútbol en alta definición en una tele de 50 pulgadas. Al calor de una agradable chimenea. Los amigos traen la cena en un tupper que les han preparado sus madres. Terminan la velada con unos cubatas de ron de 12 años y whisky de malta. De ahí van a la discoteca. Gastan unos 15 euros por cabeza y sólo alimentan a un negocio de hostelería. La Ronda, en su momento dulce, podía dar de comer a más de 30 familias.


Tienen 20 años. Lo narran como algo reiterativo y aburrido. De hecho se diferencia muy poco de lo que yo, duplicándoles ampliamente la edad, pudiera hacer un sábado. Esto es una anomalía que salta dos generaciones. Pero ya están a punto de comenzar algo nuevo. ¿Qué será? Ni ellos mismos lo saben, pero ya lo están necesitando. Y lo harán . Junto a otros cientos de jóvenes que están pasando por lo mismo.


Lo que sea no será porque se lo prepare ninguna Institución. Ésta se podrá gastar los miles de Euros que sea para suplir aquella mítica Ronda. Al final, al final, estos jóvenes harán, en un movimiento inexplicablemente coordinado, lo que les pete. Como debe ser. Como manda la tradición.

7 comentarios:

Esteban Martínez dijo...

Hola Carlos,

En primer lugar, muchas gracias por hacerte eco de nuestra iniciativa. Para nosotros es un halago y una señal de que alguien ha activado su cabeza por lo que vamos haciendo, y lo cierto es que mucha gente escribe en el evento que hemos abierto para el debate en facebook. Reitero nuestro agradecimiento y el mío personal, además me encanta haber descubierto tu blog porque nos conocemos desde hace tiempo.

Bueno, seguramente tienes razón cuando dices que se parte de una premisa equivocada y es que queremos que "un médico" cure "un enfermo terminal", claro siempre y cuando consideres a La Ronda como enfermo terminal.

Está claro que del pasado no se vive y que las "viejas glorias" nunca vuelven y si vuelven lo hacen con otra naturaleza. Es como comparar el renacimiento con el neoclasicismo. Que se parecen pero no son iguales. Entre dos movimientos existe una necesaria evolución pero hacia algo embrionario, hacia algo que emerge, y ahora mismo estamos en impasse en el que se va lo viejo y lo nuevo no acaba de llegar porque es dificil que haya iniciativa privada en los tiempos que corren.

Para mi el tema de "La Ronda" además de todas las cosas que se dicen del horario, de la falta de adaptación de los locales (que tampoco es del todo cierto, porque la oferta si se ha adaptado ¿Quien sirve los famosos "machacaos"?)....para mi es un problema sociológico que además tú has apuntado muy bien:

(Sigue)

Esteban Martínez dijo...

u antes salías un sábado con un presupuesto de 1000 pesetas (y ya es mucho) y te llegaba. Ahora con 6 euros te llega para el primer cubata y para de contar. Antes bebías calimochos en el eslabón, ahora bebes cubatas en el loft y si te los bebes en un bar de la ronda el precio es 1 euro más barato.

Además tu también dices, y con razón, que es una anomalía que a los 20 años hagamos esto. Pero es que hay mucha gente que con 20 años se ha acostumbrado a un nivel de ingresos tal que la ronda hace años que no le compensa ni le ofrece a lo que puede acceder. No digo que sea la mayoría, pero sí mucha gente. El Ron de 12 años, o el whisky de Malta...en fin, seguramente a tus 20 años esas bebidas eran para gente de 40.

¿Qué hacemos? ¿Apostamos por los bares más "chic" tipo de "The Loft"? Es una solución pero muy a largo plazo, porque la época por la que pasamos no nos permite desmanes ni gastarnos 20 o 25 euros para beber lo que antes te llegaba con 12.

Dices: "Lo que sea no será porque se lo prepare - a la juventud- ninguna institución" pero el Ayuntamiento puede ofrecer un foro a los jóvenes, y puede palpar el estado de la cuestión e incluso tomar alguna medida contando con la gente que está implicada. Puede preguntar cuales son sus necesidades. La gente joven está preocupada e igual que cuando hay crisis miramos al Gobierno de España, cuando ocurren estas cosas miramos al Ayuntamiento de Calahorra. Nosotros no planteamos que las cosas sean como eran antes, es algo absurdo, pero si planteamos que esa zona siga siendo referente para algo.

¿Para qué? Yo pienso -y esto ya es opinión personal- que la reconversión de La Ronda debe ir encaminada hacia los bares de pinchos y vinos. Es una zona que, bien preparada y adecentada, puede atraer gran cantidad de turistas (y anda que no puede funcionar en nuestra ciudad el turismo gastronómico en ese sentido, con lo buenos que somos). Pero si la administración se hubiera preocupado de no abandonarla ahora mismo el trabajo no serían tan inmenso, no sería el triple del necesario en un primer momento.

Por lo tanto, yo ya diagnostico dos cosas: un cambio sociológico en las formas de salir.
Un cambio de tipo estructural que es la dejadez y la falta de dotaciones que sufre la amplia mayoría del casco antiguo.

Aquí no estamos para exaltar a la juventud y decirle que las cosas tiene solución de un día para otro. Requiere de compromiso y de trabajo. Pues vamos a ponernos manos a la obra, que parece que nos faltan problemas y hay quien no se da cuenta de que nos sobran.

Jeje. Siento el tostón Carlos.

De nuevo te doy la gracias por participar en el debate.

Un abrazo.
Esteban.

Charlyté dijo...

Sigo pensando que todo nace y muere de la energía de la gente. No hace falta ninguna Institución que lo respalde. Es más, si se actúa contra esa Institución las cosas suelen salir mejor y con más energía :)

Respecto a los bares de los pinchos, has dado en el clavo. El potencial de Calahorra es enorme y desde la Glorieta, hasta el final de la C/ Santiago podría existir una Ronda gastronómica impresionante. Eso sí, a 1,50 Euros pincho + vino, que se puede. Las Instituciones, con tal de que no molesten, ya es suficiente.

Pero claro, cualquiera monta una aventura hostelera ahora. Hay que entenderlo. Además, la gente somos la leche en bicicleta. Vicentismo puro. Tu no viviste lo de la Plaza de la Verdura. ¿Y lo de la Heladería? Imagínate que a la gente le da por ir a montar el botellón a la Estación de tren. Conel boca-oreja, en tres fines de semana ya tienes el mogollón montado

Esteban Martínez dijo...

Carlos es legítimo que pienses así, es más, por tu experiencia creo que merece un profundo respeto tu posición y lo que dices.

Ahora bien, intentaré ser claro y conciso: estamos acostumbrados a instituciones que actúan por su propia supervivencia y no de quienes les damos de beber y de comer. No se trata de que el ayuntamiento respalde una acción determinada, se trata precisamente de que no solo no moleste sino que confíe con sus acciones en lo que los jóvenes proponen y disponen. No se trata de regular lo que los jóvenes hacen sino de darles plena libertad para que lo hagan.

Ese apoyo es el que cualquier ciudadano joven necesita para ser "emprendedor".

Por lo tanto, no se trata de favorecer el intervencionismo del Ayuntamiento sino que este retire las trabas que sean necesarias para permitir que germine la semilla, aunque no sepamos donde está.

Tienes razón, en nuestra charla sobre ocio, a la que asistió Tono, nos hicieron observar en que existen movimientos inspirados por modas a las cuales podemos acogernos: pero no se trata de crear modas pasajeras como fue la heladería, se trata de que podamos mantener una oferta relativamente constante.

Anónimo dijo...

Carlos, cacho c... Me acabas de echar 25 años encima. Joder, qué daño. Eso no se hace a los amigos

Chisco dijo...

Yo ya soy de los que se ha pasado mas a la moda del Mercadal a las 12 a.m, igual que muchos de mi edad. Lo de la ronda (yo vivi la epoca gloriosa) era bestial. Era un punto de encuentro inigualable. Si un dia querias beber bebias (al gusto del consumidor) y si, a precios irrisorios, pero era sobretodo eso: un punto de encuentro intergeneracional (creo haberte visto por alli varias veces, igual que a conocidos y familiares 10 años mas pequeños). Yo que soy un poco nostalgico de los viejos tiempos, y que llevo desde los 18 "fuera" de Calahorra, siempre hablaba de ella con ganas de invitar a la gente a que viniera a conocerla. A vivirla de noche y de dia. Ahora estas ganas ya no existen por la parte nocturna. Afortunadamente la vida diurna en el mercadal y alrededores los fines de semana sigue siendo la envidia de muchas ciudades. Da gusto pasear por alli un sabado aunque sea Enero.
Pero la alternativa nocturna ha ido de mal en peor, pero como tu, opino que aqui las instituciones se tienen que limitar a "NO MOLESTAR". Son los jovenes los que se buscan sin propio sitio, y los empresarios avispados y emprendedores los que se ocuparan de darselo (o eso espero). Pero los politicos... que no se metan. Cuando se meten al menos en estas cosas, suelen hacer dos cosas: tirar el dinero y cagarla. Asi que tiempo al tiempo y todo llegara. O eso espero por tus hijos y por los mios cuando vayan a veranear con los abuelos ;-).
Los jovenes en tu epoca y en la mia, teniamos ganas de hacer cosas y las haciamos. Acuerdate del exito de aquel Urbania y de muchas, muchisimas cosas mas. Los jovenes, somos jovenes para lo bueno y para lo malo, efectivamente.
Quiero creer que los quinceañeros de ahora, tambien tienen ganas de cosas, y con un poco de iniciativa las sacaran a delante.
Los politicos, por favor, al margen....

Charlyté dijo...

Pues ya ves, Chisco. Como decía el clásico, la juventud es la única enfermedad que se cura con los años. Ciertamente, quien no haya vivido la juventud como joven no cumple con el ciclo de la vida y en su madurez se le nota. Vaya que si se le nota.

Y cuando toca Mercadal, no pasa nada. Todo tiene su misterio :)

En cuanto al potencial de los jóvenes, yo confío plenamente en él. Eso sí, es cíclico y a un periodo de gran actividad siempre le sucederá otro de apatía que parece que no acaba nunca.

Aunque en la siguiente entrada, trate este tema con un poco de pesimismo.

Un abrazo para tí, para Mercé y para el proyecto :))

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