COSAS VEREDES



Tal como señalaba hoy Toni Garrido en sus geniales "Asuntos propios", hemos pasado de considerar el "mileurismo" como la resignación de un asalariado, a sentirlo como una aspiración prácticamente quimérica. Con un salario mínimo casi tres veces menor que el de un francés, tenemos que soportar recorte tras hachazo, sin la más mínima protesta. Paralelamente, cada español sufrimos un fraude fiscal de 820 euros. Si este fraude se combatiera con eficacia, desaparecería por completo el déficit tan brutal que padecemos. Y nos sobraría otro tanto para chuches y sandwiches de nocilla.

Y si seguimos la paradoja por el hilo que desteje, hay muchos españoles que trabajan todo un mes para cobrar 820 euros, que irán a parar al bolsillo de sus compatriotas defraudadores. El diezmo: un mes para el "señoritu".

A la vez asistimos a juicios por corrupción, cohecho, aprovechamiento ilícito del dinero público... Hoy he oido una pregunta muy curiosa en el juicio a Matas: si alguien recibe un dinero público por un trabajo que no ha realizado, ¿por qué tendría que devolverlo a los ciudadanos? La culpa deberá ser de quien lo ha pagado, no de quien lo ha cobrado. "Mucho morro" lo llaman a esto en mi pueblo. Pero claro antes en cada pueblo había un tonto. Ahora en cada pueblo sólo hay un listo, que es el que se lo lleva crudo.

Feliz 2012, el año de la hecatombe y del apocalipsis maya. En fin, como todos los años (como el partido del siglo).

Y feliz 65 cumpleaños para este señor, que tan buenos ratos me ha hecho pasar. Os dejo con dos de mis canciones favoritas. La que NO es una versión afinada de Nirvana y otra para temblar de gustirrinín, intentando llenar el vacio en el escenario de otro monstruo. Imposible.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

y lo peor de todo es que nadie dice, decimos, mas bien clamamos nada. Tengo la sensación de que en el agua de boca nos están inyectando altas dosis de tranquilizantes. Ya sabes, para no hacernos sufrir en las últimas horas de vida....
ade

Anónimo dijo...

Bravo!
Como ya te sugerí, Carlos, es el momento de verter el veneno mortal en el cubo de nuestro heladero más internacional, para que cuando se pase por La Casa Consistorial tengamos algo por lo que brindar cuando vayamos a cenar.

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