CALAHORRA ERA UNA FIESTA (I)


Juventudes Socialistas de Calahorra han convocado un debate sobre el ocio nocturno de la ciudad, a raíz del cierre del penúltimo bar de la mítica Ronda. Antes de integrarme en el debate, permitidme un poco de historia.


Para quien no la conozca (algún extraterrestre), La Ronda es un fenómeno sociológico que nació en nuestra ciudad a mediados de los 80 y que está dando ahora sus últimos estertores. Los más jóvenes dirán que de qué voy, que su Ronda no es tan vieja. Puede ser cierto. También es cierto que, dentro de la misma, han existido 3 ó 4 ó 5 rondas.


Estuvo la pre-Ronda, practicada por los más viejos del lugar, muchos ya difuntos y que consistía en el paseo de 7 días a la semana por no más de media docena de bares del Casco Viejo de Calahorra. Luego está la Ronda primigenia o germinal, comenzada por el que suscribe y otras tres docenas de hastiados de la fase discotequera Mimo´s - Arlequín. Ésta consistía en la misma ruta compartida con esos abuelos y que observó como a esa media docena se le iban añadiendo otros garitos. Se hacía principalmente los sábados, pero no se descartaban los domingos. Comenzaba hacia las 9 de la noche y se desarrollaba durante tres horas. A medianoche finalizaba en La Hermandad, para posteriormente continuar por todos los (muchos) pubs que se extendían a lo largo de una línea que se iniciaba en el Pasaje de la Calle Cavas y finalizaba al final de la Travesía de Paletillas. En su momento álgido, el paseo constaba de 17 bares y 7 pubs que se visitaban puntualmente y cada uno a su hora. Si te perdías de tus amigos, sabías donde iban a estar sólo con mirar el reloj. La dieta era casi única: mojados (vino con gaseosa) o cortos (de cerveza) en la Ronda y cubatas en los Pubs. Yo para entonces era un estudiante con un bolsillo canino y todo esto lo hacía, sin temblar, con una paga de 700 pesetas. Esto pudo durar unos tres años.


La segunda fase de la ronda fue la espectacular, el no va más, el acabose, el rien ne va plus. Quien ha vivido esta etapa, ha sido protagonista de un momento irrepetible de la Historia. Lo contará y no le creerán. Durante más de quince años convivieron hasta tres generaciones sin ningún tipo de conflicto. La mía pasó de ser la más joven a graduarse con honores sin ningún problema, sin prejuicios, sin choques. Empezabas con tu cuadrilla y acabas con ella, pero por medio te habían adoptado otras de cualquier procedencia y edad. Aquella Ronda era una auténtica Red Social en la que te sentías miembro de un grupo enorme formado no sólo por tus paisanos, sino también por visitantes de decenas de kilómetros a la redonda. Allí acudíamos todos como polillas a la luz. Viernes y sábados noche que se pasaban en un pis pás.


Había jóvenes estudiantes que renunciaban a lo que les ofrecía Zaragoza, Logroño o Pamplona y cada fin de semana cogían su tren para cumplir con su Ronda del alma. Amores y desamores, penas y celebraciones, matrimonios y separaciones. Amigos que tenían hijos, los criaban y les daba tiempo de reincorporarse. Y hasta coincidían con ellos quince años después en el mismo garito. ¡Ay...!


Y esto no es algo idealizado producto de la nostalgia. Es algo histórico que toda persona de la Rioja Baja que tenga ahora entre 50 y 25 años te contará con lágrimas en los ojos.


En la tercera y cuarta fase, se añadieron nuevos garitos en la parte inicial del recorrido. Más preparados, más “juveniles” según los parámetros de finales de los noventa y principios del nuevo milenio. Del mojado y del corto se pasó a combinados de nombres y colores imposibles.


La hora de comienzo empezó siendo la misma, pero poco a poco se fue retrasando. El arranque dejó de ser en alguno de los bares tradicionales y se llevó a estos nuevos espacios, que ofrecían otro tipo de encuentro y otra red social. Ni peor ni mejor, sólo diferente. Inevitablemente, los jóvenes de 15 años que se incorporaban ya no compartían nada con esos viejales de la primera generación, muchos de los cuales ya éramos sus padres o hermanos mayores.


La nueva Ronda comenzaba a las 11 de la noche y luego, ya, con el día cambiado. Los últimos Pubs de aquella primera Vía Láctea dejaron de tener clientela porque ésta no llegaba a tiempo. Después los de la mitad del camino. En el ínterin, varios bares tradicionales comenzaron a cerrar antes de medianoche. No les cundía el negocio de esperar a que llegaran los jóvenes parroquianos tarde y mal. Los vecinos veían alarmados cómo aquella muchachada de los 80 y 90 que recorrían sus calles pero que desaparecían una vez cumplida su ruta, se había convertido en una ruidosa clientela que no se iba nunca. Los conflictos comenzaron y las Instituciones intervinieron, como casi siempre, a disgusto de todos.


Y así hasta ahora, cuando después de varios vaivenes, de mejorías del enfermo seguidas de recaídas espectaculares, señoras y señores, La Ronda ha muerto.


(Sigue)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que yo recuerde, la primera vez que hice la ronda fue en unas fiestas de verano y la recorrí subido en el remolque de un tractor que lo llevaban una cuadrilla de "mayores", tendrían unos 18 años de media. La aventura comenzo en el viñas y termino en un puticlub que estaba en lo viejo, termino para nosotros porque no nos dejaron pasar.

Charlyté dijo...

Bueno, eso sí que era una Ronda completa. Acabando en el Bar España. Pero eso era en el Pleistoceno, más o menos

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