Mi mujer aún no ha leído esta
carta pero, en cuanto lo haga, verá cómo alguien ha plasmado perfectamente sus sentimientos. La pobre, cada
vez que oye esa frasecita, se le suben los demonios. Considera esa afirmación
insultante desde cualquier punto de vista. Siempre ha considerado que si algo
ha existido estos últimos años ha sido una multitud de personas que sólo pretendían disfrutar un poco de la vida. En este periodo, todos hemos
rozado con la punta de los dedos lo que parecía que iba a ser un goce eterno de
las oportunidades de un paraiso de bienestar. Habíamos dado ese pasito más, superando
la sufrida vida de nuestros padres. En su juventud, jamás disfrutaron de
vacaciones, ni de regalos de Navidad ni de sábados de fiesta. Parecía casi
lógico y obligatorio que avanzáramos ese milímetro de progreso y que dejáramos
el camino más despejado para nuestros hijos.
Pero por culpa de la avaricia de unos pocos, de los de
siempre, de ese 1% insaciable que controla el 99% de los recursos y de las
riquezas, el abismo se ha abierto a nuestros pies. Y para tapar esa inmensa
zanja, nos dicen que tenemos que apoquinar hasta la última gota de nuestra
sangre.
No hemos sido culpables de ninguna crisis. No nos hemos
vuelto locos voluntariamente. No hemos destrozado ningún sistema. Y no hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades, c... Ya vale de esa milonga que nos culpabiliza. Fuimos humanos, simplemente. Intuímos una pequeña luz que quisios
disfrutar. Pero ahora sólo nos queda el dolor, después del portazo que nos han
soltado los de siempre en todos los morros.
Los de siempre, que se creen invencibles, inmortales.
Ilusos... también a ellos les espera la Única que nos igualará al 100%.
PARADE
Si este señor, con esa pinta de funcionario de Agricultura con
10 trienios, es capaz de llegar a todos los escenarios “indies” de España,
yo (con 8 para cumplir) quizás retome las clases de guitarra. Aún queda futuro más allá de la máquina
de fichar.
1 comentarios:
Fijaté que a mi me recuerda a las canciones de los Umpa Lumpas en la película de Charlie y la fábrica de chocolate.
Con respecto a la carta y la crisis, pues que tiene más razón que un santo, ¿de qué somos culpables?, pues tal vez de consentirlo, ojalá hubieramos reaccionado a tiempo.
Besos
Montse
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